top of page

El mejor equipo de todos

Es cierto que los resultados mandan y es muy difícil comparar una campaña de campeón con un sexto puesto. Pero este equipo, el primero de Fernando Duró, quedó marcado por encima de los resultados finales por su básquet desplegado en el parquet. En el peso de sus figuras el quinteto de la 92/93 puede haber sido superior, pero en el equilibrio que logró es muy difícil emparejarse con el Gimnasia de la temporada 98/99. Con el fin del contrato de Pablo Coleffi, Mario Rodrigo y su flamante Comisión Directiva debieron contratar su primer entrenador y deciden apostar por un DT joven. Esa primera apuesta se llamó Fernando Duró y sin saberlo se trató del gran acierto deportivo de la gestión. “Me sorprendió el llamado de Gimnasia y tuve que elegir entre Andino, Quilmes y Comodoro. Finalmente opté por Comodoro por el proyecto que era más que ambicioso y por el empuje que me dieron tres amigos como Gabriel Cocha, Andrés Córdoba y Quique Vera”, cuenta el propio DT sobre su llegada a la institución que luego lo marcaría para siempre. Junto a Fernando llegaron dos extranjeros garantidos en la Liga Nacional como Melvin Johnson y David Scott, un Stanley Easterling que estrenaba su condición de nacionalizado, el recordado Orlando Fabián Tourn para aportar su experiencia desde el banco y como figura nacional el escolta Raúl Merlo. Precisamente el Chuni siempre recuerda con un gran cariño su paso por Comodoro: “Fue un gran desafío en esa etapa de mi carrera y terminaron siendo dos de mis mejores años en lo deportivo y social”. Del año anterior solamente quedaron Marcelo Richotti (estuvo cerca de pasar al Panathinaikos de Grecia), Pablo Moldú y el grupo de juveniles entre los que comenzaría a tomar protagonismo Eloy Martín. Un gran equipo en nombres que para transformarse en equipazo tardó unas fechas. “Llegamos muchos nuevos y costó el engranaje hasta que encontramos la química. Era seguro que iba suceder por la calidad de jugadores que teníamos”, explica Merlo sobre ese mal arranque (2-5) que lo llegó a ubicar 13º. Dejando atrás ese mal inicio lo de Gimnasia fue brillante ganando en todas partes y ubicándose en la pelea bien arriba. Sin embargo como ya dijimos este equipo no sólo quedará en el recuerdo por sus buenos resultados sino que por su juego y la convivencia deportiva de todas sus figuras, algo en lo que no se puede obviar la gran mano de Duró. Richotti- ya en sus últimos años con menos explosión- era más armador que nunca, Merlo daba su mejor básquet en Liga y era la cuota de magia del equipo, Scott comenzaba su romance con Comodoro a puro gol, Johnson hacía todo en la pintura¸ Easterling hacia el trabajo sucio en los tableros y a la hora de liberar a sus compañeros con cortinas, Tourn le daba más volumen de juego desde el poste alto, Moldú era la rueda de auxilio del perímetro y Eloy siempre estaba listo para cuando el equipo lo necesite por los problemas lumbares de Richotti. “Fue un equipo que jugó muy bien al básquetbol. Teníamos expectativas mínimas de semifinales”, rememora el propio Duró. Se dice que como se entrena se juega y el Chuni lo afirma en un recuerdo sobre esa temporada: “Fue el mejor año de mi carrera porque todos los días tenía que enfrentar a Pablo Moldú, todos los entrenamientos jugando uno contra uno con él y para mí eso era más duro que jugar los partidos”. El propio Moldú también dio un salto importante con la llegada de Duró y este gran equipo. “Gimnasia armó un equipo muy lindo con jugadores que jugaban muy bien, Fernando hizo que yo me metiera dentro de esa rotación de equipo y yo correspondí rindiendo muy bien. Esos años me asentaron en la Liga Nacional, yo ya jugaba y era suplente, pero era un jugador del montón para abajo”, expresa el gran referente de la cantera de Gimnasia en la Liga Nacional. Desde ese mal arranque de dos ganados en siete jugados, el Verde triunfó en 19 de los siguientes 23 y terminó la Primera Fase en el tercer puesto con 51 puntos y el mejor récord de su historia, 21-9. Parecía ser todo color de rosa, pero no era así ya que la actualidad financiera del Club era muy mala. No sólo que el plantel estaba atrasado en el cobro de sus sueldos sino que antes de iniciar la Segunda Fase era una incertidumbre si Gimnasia iba poder concluir la temporada. “Teníamos un quilombo tremendo de guita, era un día a día corriendo de atrás tratando de cubrir las obligaciones. El barril de petróleo estaba a sólo nueve dólares y Comodoro quebrado, no había ni un mango en la ciudad. Gimnasia se encontraba en terapia intensiva con respirador artificial”, dice un Juan Gutiérrez Hauri que en ese momento era el vicepresidente de la institución. Finalmente los malabares que se hacían lograron que se pueda continuar y el equipo, lejos de trasladar los problemas económicos a la cancha, arrancó la A1 con dos triunfos en la ruta ante Ferro y Pico F.C. En la tercera pudo quedar como único líder de la competencia pero en un partidazo, disputados en el Socios, el Atenas de Rubén Magnano se impuso por 84-81 con un doble de Campana a 4 segundos del final. La gran revancha llegaría en la 10ª fecha cuando La Magia Verde gana en Córdoba en el televisado por 90-85 con 24 puntos de Merlo y le dejó en claro a todos que este equipo estaba en condiciones de ganarle a cualquiera y en cualquier lado. El Verde llegó a la fecha final en el segundo puesto pero en su visita a Olavarría sufrió a un Eubanks intratable con 29 tantos y cayó por 91-77 para dejarle a su merced el segundo puesto a Boca. Con el tercer puesto final, Gimnasia esperó en cuartos y ahí llegó Independiente (GP) que le había ganado la Reclasificación a Estudiantes (BB) por 3-1. Los pampeanos venían de cinco semifinales seguidas, aunque esta temporada aún no habían podido plasmar la calidad de su plantel en la cancha y el Verde era amplio favorito en la serie. El primero quedó claramente para Gimnasia por 86-67 con 24 unidades de Merlo y el segundo, ya un poco más ajustado, también quedó en Comodoro por 90-83 con la figura de Scott que anotó 26. El playoffs se trasladó a General Pico y el elenco de Duró pudo haber abrochado el pase a las semifinales sin embargo el último tiro del Chuni (figura esa noche con 33) salió de adentro e Independiente descontó en la serie gracias al 73-72 final. Casi 15 años después, hoy el juninense aún recuerda esa última bola: “Esas cosas no se te olvidan nunca. Llevaba treinta y pico de puntos con porcentajes altísimos y me sale de adentro la que tenía que ir adentro”. La serie continúo pero esa maldita bola que no quiso entrar había comenzado a cambiar el destino de la misma. “Puede ser que esa bola nos haya pegado duro y agrandado a un Independiente que tenía grandes jugadores pero no había funcionado. Nosotros nos vimos sorprendidos porque pensamos que era 3-0”, explica Duró. Independiente volvió a ganar en el cuarto como local por 105-97 pese a otra gran noche de Merlo (36) y en el quinto con un joven Andrés Nocioni dando un plus de energía desde el banco sorprendió a todos en el mismísimo Socios Fundadores logrando la victoria por 94-89. “Al equipo le costó el año. Pagamos la cuestión física en el quinto juego”, explica Fernando Duró sobre una de las eliminaciones más duras de la historia de Gimnasia. No es que Independiente no haya tenido equipo para merecer el pase pero el Verde hizo una temporada bárbara jugando de igual a igual en cada cancha y finalmente se quedó con las manos vacías en un año en el que aún se piensa que se podría haber llegado mucho más lejos. “Si éramos finalistas, éramos campeones”, dice Merlo aunque son muchos más lo que lo piensan…


Destacado: 63,3% de victorias Con 31 triunfos y 18 derrotas fue el mejor récord de Gimnasia en sus primeras 24 temporadas en la Liga Nacional.

Vuelta a 40 minutos Divido en cuatro cuartos de 10 minutos cada uno, los partidos vuelven a durar 40 minutos.

bottom of page